miércoles, 29 de mayo de 2013

El valor del trabajo

Muchos están equivocados cuando piensan que nuestro trabajo tiene un valor que puede calcularse por medio del dinero. El fruto de nuestro esfuerzo no debería entenderse así, cuantificarlo de esa manera, no es más que entrar en el juego del amo, y darle la razón.

Lamentablemente señores lectores, la realidad de la humanidad y de las leyes que el Estado y las grandes empresas han creado en el nuevo orden mundial, nos han hecho pensar que nuestro trabajo, o sea, la explotación de unos por sobre otros, tiene como valor final, una remuneración económica, expresada bajo el nombre de dinero.

Como no somos nosotros (la masa trabajadora) quienes creamos las leyes, ni tampoco somos quienes llevamos las riendas de la industria y de la empresa, nos hemos visto obligados a someternos a sus métodos, a sus salarios y a sus reglas. El resultado de todo esto es terrible, y no sólo por la baja remuneración que los empleadores nos pagan cada fin de mes, sino también porque las ganancias que este tirano recibe, a costa de nuestra explotación, tienen niveles incalculables, que desajustan la balanza y nos pondera como miserables seres humanos frente a la burguesía.

Sin ser un erudito en Marx, y asumiendo que el programa que éste propone para acabar con el Capitalismo, no es más que una nueva forma de Estado y por tanto, repudiable, siento que su crítica al capitalismo debe ser tomada como un aporte a la masa revolucionaria, y canalizarla de manera prudente en pos de la Anarquía. Vamos al punto que interesa para estos efectos. Un empleador x, de productos x, requiere siempre de un número de trabajadores y herramientas para llevar a cabo su ambición. De esta manera, el señor en cuestión, requiere de herramientas (inversión), propiedad privada y por su puesto, masa trabajadora, a la que ofrecerá una cierta cantidad de dinero que será acordada por ambas partes, junto con un horario de trabajo. Ahora bien, una vez el trabajador (el explotado) en su puesto, comenzará a producir dichas mercancías que su amo le exige. Por ejemplo, si su jornada de trabajo es de ocho horas, y en ella es capaz de producir ocho pares de zapatos, la mitad de este resultado, servirá para que el usurero recupere la inversión de las herramientas, de las materias primas y pague el sueldo de su esclavo, entonces, qué sucede con la otra mitad producida por el obrero? ésta se transforma en ganancia exclusiva para el dueño de la industria, y se repetimos el ejercicio multiplicado por 100 trabajadores, podemos darnos cuenta que el ingreso del patrón es totalmente superior al de sus empleados. Consideremos además, que este tipo sólo hace la inversión económica, no trabaja ni produce, sino que sólo disfruta del esfuerzo de una masa que produce a grandes ritmos. Repitamos esta idea pensando en millones de industrias a lo largo del planeta, y deduciremos que la cantidad de esfuerzo entregado a un pequeño grupo de acaudalados empresarios es frustrante si contrastamos la calidad de vida de uno y de otro.

Esta lógica de trabajo, con milenios de existencia, es el modelo que ha acomodado a todas las formas de explotación del hombre por el hombre, amparado por su mejor amigo, su hermano siamés, el Estado, quien ha creado todas las leyes que han protegido a la pequeña masa empresarial, y ha olvidado que somos los trabajadores la base de la economía mundial. Recuperar la dignidad del hombre es nuestra misión, y si no reflexionamos sobre cómo al trabajador se le roba su fuerza de trabajo, difícilmente podremos alzarnos en una revolución que de un giro importante en nuestras vidas.

En definitiva, el Estado y la Burguesía, son una dualidad, que se necesitan mutuamente y que actúan en conjunto, ayudándose en todo momento, con mecanismos de control de masas como la TV y las fuerzas de orden público y que en todo momento de la historia, han dejado relegado al obrero y al pueblo en general a la miseria de su existencia.

Espero estamos palabras sean entendidas, y si bien, como dije más adelante, no soy un experto en Marx, quise exponer brevemente, cómo funciona la idea de explotación, con el objetivo de abrir un poco los ojos ante una situación que considero y consideramos, totalmente injusta. Tampoco pude evitar poner en la mesa el tema del Estado, porque éste, compuesto por una minoría demagógica, protege con los dientes a su hermano el capital.

Saludos compañeros, y en las siguientes publicaciones, iremos desarrollando aquellas ideas que consideremos falte profundizar.


Abajo el Estado, abajo el empresariado. Arriba el pueblo consciente. VIVA LA ANARQUÍA.


Kiko

No hay comentarios:

Publicar un comentario